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lunes, 18 de junio de 2007

Un lujazo de genes

Eng

No es por dármela de nada, pero es que hoy mismo me han dicho este piropazo. Y por supuesto, la modestia tiene sus límites... ;-)

Les cuento cómo ha sido. Cuando escribí la entrada sobre la donación de órganos y tejidos, me di cuenta de que mucho hablar, mucho hablar, pero no tenía la tarjeta de donante del país que me vio llegar hace algo más de tres meses: Francia. Poquitos de ustedes me conocen, pero les cuento ahora que esta bitácora, tan orgullosa de divulgar algo de ciencia en castellano, nunca se ha escrito desde un país hispanohablante. Antes de Francia, fue Bélgica, donde nació precisamente.

Esta tarde he encontrado la tarjeta de donante en el buzón, junto a un bonito tríptico:

"Quien salva una vida, salva la humanidad entera"

... en varios idiomas, razón de más para meterse a esta apasionada de las lenguas en el bolsillo.

Lo que pone por el otro lado, me limito a traducirlo. Espero que les parezca tan interesante como a mí:
Francia, un lugar de encuentro
En distintas épocas, a Francia han llegado italianos, polacos, portugueses, españoles, magrebíes, turcos... y más y más gente.
Por eso, como yo, quizás tú también tengas un antepasado extranjero, y eso te hace particularmente interesante.

Genética, un lugar de memoria
Sin saberlo, quizás seas portador de una riqueza excepcional.
Genéticamente, cada uno de nosotros recibe el 50% de los genes del padre y 50% de los genes de la madre. Por eso, los hermanos se parecen tanto en tre sí. Los genes que son responsables de la tolerancia o el rechazo a un tranplante dependen de nuestro origen geográfico.
Un enfermo y tú podéis tener los mismos orígenes.

Cáncer, un lugar de combate
Él no discrimina.
Para curar a los enfermoes de cáncer, los médicos deben recurrir al transplante de médula ósea. La condición del éxito: la identidad genética.
Entre los enfermos que esperan un donante compatible, puede que exista alguien que te necesite a ti, sólo a ti.
Donante, "extranjera"...
et fière de l'être

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ole, ole ¡pedazo tríptico! Felicidades por predicar con el ejemplo. Si todos damos más trigo y sermoneamos menos ¡cuantas cosas podemos cambiar!
Por cierto, por estos lares hablamos mucho de rechazo al extranjero en Francia y mira tú como son tenidos en cuenta en ocasiones. Vemos la paja en el ojo ajeno...

Agar dijo...

No es que los franceses sean xenófobos, es que hay franceses xenófobos, lo que pasa es que cuando se dicen según qué cosas desde una tarima política se da la imagen que se da del país...

También te puedo decir que hay mucho miedo a la xenofobia (¿xenofobiafobia? :-P), y a veces hasta se pasan de correctos.

De todas formas, en mi opinión Francia nos saca muchos años de delantera en eso de la inmigración (España ha sido más de "ir" y Francia o Alemania de "recibir"), y por ejemplo yo además de trabajar con una Corinne y un Cédric, trabajo con un Chiab y un Dimitris. Y no son ni limpiadores ni conserjes.

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