Mientras la publicacion respeta los estrictos criterios de la objetividad científica, las noticias periódisticas que hablan de estas moléculas responden todas a un esquema idéntico:
Nuestro DCA lo tiene todo. Y si a esto le unimos la idea extendida sobre
la maldad de las empresas farmacéuticas, ya tenemos una
noticia asegurada.
En segundo lugar, la industria farmacéutica no patenta únicamente la molécula, sino su utilización y
su fórmulación final. Es decir, el dosier del ensayo clínico que la compañía va a presentar a la organización del país encargada de aprobar el medicamento incluye: pruebas de su eficacia, tolerancia, toxicidad, relación beneficio/riesgo,
indicación y un resumen de las características del producto (presentación, efectos secundarios, interacciones y necesidad del mismo -debe mejorar lo existente en el mercado-). El medicamento (principio activo más todo lo que le acompaña) se puede patentar.
Cómo puede decir alguien que no compensa investigar un tratamiento contra el cáncer. El paludismo, el dengue... no interesan; pero el cáncer, el sida, la diabetes, el colesterol; todas esas enfermedades de los países que pueden pagar sus tratamientos, interesan, y mucho. Cada año organizaciones públicas y privadas gastan millones en comprender y tratar esta enfermedad, desde la investigación básica de las universidades, el descubrimiento de nuevos tratamientos o la evaluación de los mismos.
Y desde cuándo
fabricar un medicamento barato no es rentable... Se ha pasado del entusiasmo de un compuesto fácil de obtener (e investigar) al miedo a no poder comercializarlo ¿por esta misma razón? Si el DCA sigue demostrando que funciona en este sentido, no hay duda, las farmacéuticas se interesarán en él. Pero es que "sólo" el 50% de los
ensayos clínicos están financiados por la industria.
Es más, ¿acaso se dejan de investigar los medicamentos no protegidos? ¿No aparecen continuamente
nuevos usos del ácido acetilsalicílico?
Si de verdad nadie quisiera financiar el estudio, además hay otras opciones. El
fenilbutirato de sodio es otra de esas moléculas "no patentables". Está comercializado para tratar trastornos del ciclo de la urea en niños, una enfermedad rara. De hecho, muchos de los fármacos contra el cáncer,
como la eritropoyetina, se desarrollaron por el procedimiento urgente de los
medicamentos huérfanos, por los que las farmacéuticas reciben una interesante financación por parte de los gobiernos.
Y por qué recurrir a las grandes compañías. Si como dicen, son las farmacéuticas las que pagan, existirían
muchas sin ánimo de lucro dispuestas a financiar esta investigación.
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