Otro consejo rápido para los que decidan recorrer mundo estas vacaciones; sencillísimo: Si van a viajar a otro país (aunque hablen el idioma), tengan cuidado con los nombres de las medicinas que compran sin receta. Viene a cuento de lo que le ha ocurrido hace poco a un paciente francés que estaba de vacaciones en España:
El hombre, que seguía un tratamiento crónico de anticoagulantes, tuvo la mala suerte de olvidarse las pastillas en casa. Se dirigió entonces a una oficina de farmacia para comprar una nueva caja. Pero el medicamento, que tenía el mismo nombre comercial que el suyo, poseía un principio activo totalmente distinto: del otro lado de los Pirineos, es un vasodilatador. El fármaco le provocó un derrame cerebral a los 10 días de empezar a tomarlo.Por eso, si tienen que seguir algún tratamiento durante las vacaciones, es muy importante anotar (o preguntar a su médico o al farmacéutico) la Denominación Común Internacional de su medicina. La DCI (INN, en inglés) no es otra cosa que el nombre de la molécula activa que contiene, y que suele venir justo debajo del nombre fantasioso. Cualquier profesional de la salud entiende esta DCI ya que es el nombre genérico aceptado por la OMS.
Si sólo se acuerdan del nombre comercial, no está de más aclarar en la farmacia que se trata de un medicamento extranjero. En la actualidad, los programas informáticos de los que disponen los farmacéuticos contienen las fichas técnicas de buena parte de los medicamentos que se venden en el mundo, y con un poco de buena voluntad, el boticario será capaz de encontrar la medicina equivalente en el país.
Eso sí, la mejor idea: si están enfermos o necesitan alguna medicina (olvido, urgencia), háganle una visita a los otros señores con bata, los médicos, y llévenles todo lo que encuentren: recetas, cajas vacías, DCIs...
Un último detalle:
Fuente | Alerta de la AFSSAPS
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